martes, 25 de enero de 2011

Entre libros


He terminado hoy el libro "Tannöd" de Andrea Maria Schenkel. Es lectura obligatoria de la Escuela de Idiomas. Es una novela negra que en su momento estuvo en el top ten, fue llevada al cine y al teatro además de ser traducida en distintos idiomas.
Leer en un idioma que no es el propio tiene su tarea, porque se pierde mucho tiempo en buscar palabras que no se entienden y muchas veces nuestra mente hace su propia traducción que no tiene nada que ver con lo que realmente dice en el texto. Claro que esto se deduce una vez encontrada la palabra. Mi imaginación vuela y a pesar de la dificultad disfruto de lo que leo. Este libro en particular me ha impactado por como la autora lo ha organizado y por como cada personaje relata un hecho o una situación que lleva a un desenlace inesperado. En este tipo de novelas me gusta jugar a las adivinanzas, es decir, pensar en quién es el asesino de entre todos los personajes que participan, a veces acierto pero muchas me sorprende la escritora, como lo ha sido en este caso. En muchas ocasiones, me quedo con ganas de seguir leyendo, es como si los personajes y sus historias continuaran no sólo en mi imaginación sino también en la de quien lo escribe. Es como dejar una puerta abierta. Sin embargo, en "Tannöd", se abre una puerta y se cierra de una manera tan sutil, que satisface de principio a fin su lectura.

miércoles, 5 de enero de 2011

Noche de Reyes

Mientras leo las noticias escucho la radio, más exactamente a Carlos Herrera en la onda. Están participando distintos oyentes que relatan sus recuerdos sobre los Reyes, y no he podido evitar traer mis propios recuerdos a mi memoria.
Mi infancia transcurrió entre la casa de mis tíos y la casa donde trabajaba mi madre como interna. En vacaciones solía estar mucho tiempo con mis primos, y un día de Reyes que lo pasé con ellos, no recuerdo la edad que tendría, me desperté en el mismo momento en que vi a mi tío ponerme un muñequita en los zapatos y fue en ese día en el que descubrí quiénes eran los reyes. Mis primos eran más chicos que yo así que una vez mi tío se dio cuenta me dijo que era un secreto entre los dos y que los más pequeños no deberían saberlo. Luego vinieron mis hijos y se mantuvo la misma tradición. ¡qué tiempos aquellos!