Ser
cuidador de un enfermo de Alzheimer es una tarea que termina afectándote. Se
habla del síndrome de agotamiento o síndrome de burn out que es el resultado de
la combinación de estrés psicológico, tensión física y la presión emocional en
relación con la carga objetiva de la asistencia.
La
sobrecarga que supone cuidar a una persona con Alzheimer provoca estados de
ansiedad, estrés y depresión. Además de tener la sensación de sentirse física y
emocionalmente atrapado e incluso tener sentimientos de culpabilidad si uno
piensa en si mismo lo que te provoca una incapacidad para seguir atendiendo a
las demandas y necesidades del enfermo.
La principales causas de esta sobrecarga son la falta de tiempo libre,
falta de intimidad, deterioro de la vida social, sensación de pérdida de
control sobre tu vida y el deterioro de la salud.
No es nada fácil tener en casa un
enfermo con estas características, y si, internamente se tiene una mezcla de
sentimientos contradictorios.
No hace mucho tiempo estuve a un tris
de caer en ese pozo oscuro en el que nada se ve, en el que las soluciones no
existen y en el que la depresión te abraza. Y tanto la depresión como yo
andábamos tiradas como calzón de puta. En ese punto tan bajo estaba que decidí
levantarme y seguir.
No se puede volver atrás, pero extraño mi libertad, mi
intimidad y mi lugar en la casa que vivo que ya no siento como mía sino como la de
Don Alzheimer y compañía.