sábado, 16 de agosto de 2014

Cursos, exponente y otros menesteres

Hace poco asistí a un curso de fotografía. Un curso que prometía mucho por todo en general y en particular porque el exponente tenía y tiene referencias muy interesantes sobre su trabajo, y una larga trayectoria en el mundo del B/N.

El curso comenzó con una introducción de sus viajes, de sus elecciones personales y en definitiva de su trabajo. En un viaje a la India comentó que no le interesaba entrar/ver/fotografiar el Taj Mahal, que el guía había insistido y ante la negativa de éste se molestó. Se vanagloriaba de no conocerlo en su interior y que no le había sacado ninguna foto, ni siquiera externamente, no quería verlo, simplemente porque no le interesaba.
No pude menos que intervenir para comentar al respecto, por que desde mi punto de vista, ir a la India y no ver semejante monumento es como ir con anteojeras y la cabeza gacha. NO dije Fotografiar, simplemente VER. 
¡Para qué habré dicho nada! no hubo un solo día en el que no saliera a relucir el Taj Mahal.

No recuerdo si lo dijo en el primer o segundo día que al tercero llevásemos una foto nuestra para convertirla a B/N. Fueron muy pocos los que se atrevieron pero la ilusión era grande. Supongo que al igual que mis compañeros me tomé el trabajo de seleccionarla y guardarla en un USB.

Segundo día, explicaciones por doquier hasta que llegamos otra vez al Taj Mahal. No logró entender mi opinión, no le entraba en la cabeza lo que quise expresar y salió con que cada uno lleva en su “mochila personal” tal o cual cosa… no sé porqué le molestó tanto y qué tenía que ver la mochila. A estas alturas revuelto el estómago. Pensaba, ¡otra vez sopa! maldiciendo el haber comentado nada.
Como en todos los cursos que asisto todo el mundo callado, todo el mundo no entiende un carajo y todo el mundo acojonado por no levantar la mano y preguntar. Así que pregunté por mis dudas, me las aclaró y escucho por ahí que un participante también las tenía. A partir de ahí se animaron. Comentó sobre su libro y que lo podíamos comprar con el extra de su dedicatoria, yo lo compré. 

Llegó el tercer y último día. Editó una foto propia mostrándonos todos los ajustes que nos enseñó y la imprimió. Además vimos su trabajo en África. El tiempo voló. Le dije que había llevado más de una foto pero que tenía un pájaro para pasarla a B/N siempre y cuando él la viera con condiciones para hacerle el tratamiento. Preguntó por los que habíamos traído la foto, levantaron las manos un par de asistentes. Llegado el momento del revelado, descartó mi foto. Sin verla, ni siquiera tuvo dos dedos de frente para pedirme el USB para ver lo que traía. Una patada al hígado directo (suma y sigue). 

Cogió dos USB de dos compañeros, excelentes fotos y las convirtió a B/N, además como llevaba una fotocopiadora “industrial” para promocionar y distintos tipos de papel Canson, las imprimió. La foto que trabajó e imprimió en clase decidió “sortearla”, ¡estaba más que molesta! y más cuando el sorteo fue descaradamente a dedo, y la misma persona se llevó dos trabajos. 

La última fue que como tenía dos fotos impresas de sus trabajos anteriores, dijo, sobre qué dirían sus promotores si las regalaba con lo que costaba. Pues mi respuesta fue que todos los que estamos aquí habíamos pagado el curso y dos hojas menos no los iba a hacer más pobres, por lo tanto que las sorteara. Esta vez apuntó en un papel dos números y cada uno fue diciendo el suyo hasta que se entregaron las fotos. Al finalizar me dijo que le diera mi USB para ver mi foto, le dije que no era necesario, y por detrás el organizador diciendo que se había acabado y que no había tiempo. ¡Toma!


Este fotógrafo puede que sea un especialista en su trabajo, que domine unas técnicas de revelado y tenga una capacidad de captar imágenes impresionantes pero a la hora de gestionar un curso y los escasos recursos que tiene o de tratar con los alumnos le ha faltado un poco de sentido común. En cuanto al libro que compré, no lo quise ni dedicado ni firmado por su autor. Cuando me preguntaron por qué, estaba tan molesta que dije que era para regalar, mentí. No estaba preparada para decir todo esto sin rabia. Hoy con el paso del tiempo el libro sigue sin abrir en su envoltorio de plástico original y de momento seguirá así.