lunes, 31 de diciembre de 2012

Bicho social 2.0


El hombre es, por naturaleza, un animal cívico [...] La razón de que el hombre sea un ser social, más que cualquier abeja y que cualquier otro animal gregario, es clara. La naturaleza, pues, como decimos, no hace nada en vano. Sólo el hombre, entre los animales, posee la palabra. La voz es una indicación del dolor y del placer; por eso la tienen también los otros animales. (Ya que por su naturaleza ha alcanzado hasta tener sensación del dolor y del placer e indicarse estas sensaciones unos a otros.) En cambio, la palabra existe para manifestar lo conveniente y lo dañino, así como lo justo y lo injusto. Y esto es lo propio de los humanos frente a los demás animales: poseer, de modo exclusivo, el sentido de lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, y las demás apreciaciones. La participación comunitaria en éstas funda la casa familiar y la ciudad.

Aristóteles. Política. Libro II, capítulo 2

Según Aristóteles (384-322 a.C) somos animales sociales por naturaleza, nos agrupamos en familias, comunidades y Estados,  además en la actualidad no sólo hablamos sino que “escribimos” para comunicarnos lo que nos diferencia más de los animales. 
En los tiempos que corren la nuevas tecnologías han cambiado nuestra manera de comunicarnos y relacionarnos. Nada nuevo en el horizonte, teniendo en cuenta el avance diario que se  produce en telefonía, tabletas, ordenadores y otros artilugios. 
Sin embargo, hoy nuestros grupos están formados no sólo por la familia, los compañeros de la escuela, los amigos de la infancia, o los compañeros del trabajo, hoy formamos grupos en esa comunidad cibernética llamada Facebook. Seguramente existirán otras pero con ésta personalmente ya tengo suficiente. 
A lo que iba, he pasado de ser un animal social a convertirme en un “bicho social 2.0” es decir, que debido a las transformaciones que estamos viviendo y a mi interés por las relaciones sociales he modificado mi manera de comunicarme y me he reciclado a las nuevas formas. Si bien, no todo pasa por las nuevas tecnologías, hay relaciones que se mantienen con el tiempo, relaciones que para mantenerlas y cuidarlas necesitan de un abrazo, de un beso, de una caricia, de un te quiero.
Lamentablemente con muchas de las personas que conozco y con las que me escribo comentado de diversos temas no creo que llegue a darme un abrazo o a compartir un café, sin embargo la transmisión de conocimientos y el crecimiento personal se mantiene.
No cambiaría por nada el contacto personal, pero dadas las circunstancias ser un “bicho social 2.0” tiene su encanto y yo disfruto con las palabras, con las personas y con cualquier medio que me permita estar en contacto con el otro. 

viernes, 28 de diciembre de 2012

Somos animales sociales

El ser humano es el animal más social de todos los animales. Dentro del reino animal, nacemos en el estado más inmaduro que cualquier otro animal. Lo que exige que necesitemos de los demás de modo absoluto. Necesitamos de los adultos, de los padres, y del entorno familiar que nos ayudarán a madurar y a sobrevivir. Y no sólo debemos madurar psicológicamente, sino también físicamente. 
El filósofo alemán Arnold Gehlen (1904-1976) meditó sobre esta “naturaleza precaria” del ser humano y señaló que, como nacemos poco dotados anatómicamente y fisiológicamente para ser autónomos, sustituimos nuestra falta de potencia o de agilidad por los recursos de nuestra inteligencia, que va madurando en sociedad, paso a paso.

Aristóteles (384-322 a.C.) ya subrayó el papel social del ser humano, su función social, junto a la función lingüística. Somos animales sociales, en tanto que nos agrupamos en familias, comunidades y Estados, y además somos seres que hablamos. Aristóteles compara al ser humano con las abejas, animales que forman colectivos en forma de colmena, sin que por ello seamos iguales.

Se puede decir de la abeja que es una "animal social", pero aquí el sentido de social no es el mismo que el del ser humano. La sociedad humana, como paradigma de lo propiamente social, se define por formar "culturas". Una cultura es un conjunto de elementos (básicamente: objetos, costumbres, reglas e ideas) creados por el hombre y que han de ser aprendidos. El ser humano no nace con ellos, no son instintivos. Un buen ejemplo de estos elementos es el lenguaje hablado y escrito, el lenguaje de símbolos, que es distinto a la comunicación de determinados gestos espontáneos (como un gesto de miedo, o de placer).
Las abejas, pueden ser llamadas "animales sociales", igual que otros animales, sin embargo, no tienen una cultura, actúan por conductas que se repiten siempre igual, de modo instintivo, desde millones de años. Por eso hay investigadores que los llaman sólo "animales gregarios o grupales", pero no estrictamente sociales. Realmente el apelativo social se aplica propiamente al hombre y después se usa de modo derivado para hablar de otros animales que viven formando grupos.
Se llama socialización, en el contexto de las sociedades humanas, al proceso por el que un individuo va adquiriendo destrezas y conocimientos que lo van integrando a los grupos más o menos amplios con los que se identificará en mayor o menor medida.

Esos grupos actúan como agentes de socialización, esto es, conjuntos estructurados que influyen activamente en nuestra formación social, identificándose cada grupo por un conjunto típico de elementos culturales. Unos grupos intervienen de un modo más cercano e íntimo (como la familia o los amigos), otros, de un modo, generalmente, más impersonal (como, por ejemplo. los medios de comunicación o las empresas culturales y de ocio).

En nuestra vida tenemos y vamos a tener contacto con grupos diversos. Experimentamos además la evolución de los grupos en los que estamos: cambios en nuestra familia, nuevos amigos, nuevas aficiones, nuevo centro escolar, etc. Ello conlleva una conducta más o menos flexible, que permita involucrarse en la socialización.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Hablar alemán, aunque sea mal

Sé por experiencia que el idioma es muy difícil y como cualquier otro que se quiera aprender tienen que confluir diversas motivaciones. Motivaciones por todo aquello que pueda salvar la dificultad de lo que se aprende y que mantenga el interés del estudiante. Hay clases que son masivas y otras con un número limitado de personas, pero tanto en una como en otra la importancia que le atribuyo al profesor es fundamental para mantener esa motivación y también el respeto. No es lo mismo la escuela, que la universidad o una escuela de idiomas, quizás (siempre desde mi punto de vista) porque en la primera la enseñanza es obligatoria, en la segunda es optativa y en la última totalmente voluntaria. En todas, la edad también es distinta. 

Pero a lo que voy es que he tenido la oportunidad de conocer a muchos profesores, unos que amaban lo que hacían, otros que sólo iban a cumplir su labor y otros que se amaban a sí mismos. Y son estos últimos los que más daño suelen hacer. Porque no sueltan la palabra, no dejan de hablar, no dejan de alardear de sus conocimientos del idioma y se pavonean delante de sus alumnos. Son clases tediosas e interminables, esas en que los minutos son eternos y la hora no pasa. 

Hablar en público en otro idioma aunque sea entre compañeros hace que de golpe la sangre se arremoline en las mejillas, el corazón se acelere y se nos trabe la lengua. Pero eso no es lo peor de todo, lo peor es hacer el esfuerzo de comunicarte, de intentar utilizar correctamente las palabras, las declinaciones y de traducir en tu cabeza una frase (todo al unísono) mientras te miran tus compañeros y cuando lo dices escuchas que el profe dice: “Cada día hablas peor”.
Os puedo asegurar que el silencio que se produce es abrumador, como abrumador es el sentimiento que una frase como esta puede provocar en un estudiante. 

Por ello, y para finalizar decir que en la medida que los profesores no den la palabra a sus alumnos es imposible comunicarse sólo con gramática y ese es un fallo que se ve muy a menudo, sea el idioma que sea.

Basado en el artículo del diario "El Pais" 

martes, 25 de diciembre de 2012

Nuestra Nochebuena.


La vida da tantas vueltas que a veces nos mareamos con ellas. Sin embargo, con el tiempo nos suele regalar momentos que nos sorprenden. 
Esta Navidad ha tenido el encanto de resarcirme de emociones que renuevan las energías del corazón.
En un primer momento pensé que iban a ser unas navidades muy aburridas, quizás porque he notado que nuestros mayores a medida que pasan los años se van quedando estancados y de pronto todo se maximiza por lo negativo, y repiten hasta la saciedad lo mismo o simplemente su memoria reciente no les permite almacenar la información y preguntan otro tanto de veces por lo que se les dijo un par de segundos atrás. Sin embargo, ¡qué equivocada estaba! 

Había olvidado que ellos tenían un pasado, una juventud vivida y que tenían historias que contar, muchas de ellas muy divertidas. 
Se juntaron dos del año 1932, uno de 1936 y otro 1942 aproximadamente. Tres mujeres y un hombre. 
Mientras nosotros cocinábamos ellos se pusieron a charlar y desde la cocina podíamos oír sus diálogos, sus recuerdos, sus risas. Que si Mar del Plata era por aquellos tiempos así, si mi marido aquí, que si mi perro, este tema duró largo y tendido saliendo a relucir todos los perrukitos que habían dejado recuerdos imborrables en sus memorias. Hoy Rocco y Nene llenan sus días respectivamente.

Que si yo conocí esto y el otro respondía, que yo también pero ya no existe más, referido a tiendas, supermercados, etc. ¿Vos te acordás de esto? Si... si ... estaba por la calle tal o cual. Con el mismo nombre hay en Mendoza uno, ¿vos te acordás? entre la calle y la calle. Y así discurrían sus diálogos. La política obviamente no podía quedar fuera, claro que pasamos desde el tiempo del ñaupa hasta hoy.
Cada uno se expresó sin ningún tipo de condicionamientos, todos se veían jóvenes y entre todos crearon un ambiente tan agradable que viéndolo desde fuera era como si hubiesen rejuvenecido y sus cuerpos, sus arrugas, el paso de la vida no fuera con ellos. Los hemos escuchado aportar sus opiniones, defender sus ideas, y sobre todo reír a carcajada limpia y nosotros también hemos reído con ellos entre los vapores de las cacerolas humeantes, a pesar de que a veces perdíamos el hilo de la conversación. 

La risa, el buen ambiente lo invadía todo y nosotros disfrutábamos de ello. Lo increíble es que no hubo en ningún momento mal rollo, fue como si el verdadero espíritu navideño se hubiese quedado en nuestro salón y nosotros inmersos en él. Ya en la mesa, servimos el menú de la noche, una entrada con lonchitas de jamón y pan; de primero: una sopa de calabaza; de segundo: solomillo de cerdo con salsa de champiñones y crema acompañado de papas hervidas, y de postre: ensalada de frutas. No hubo excesos, se hizo lo justo para no tener que estar comiendo restos toda la semana y los comensales saborearon cada plato, sin poder evitar preguntar por los ingredientes o la receta. Un tema archiconocido en nuestra familia y que nos viene de herencia como es la cocina no podía faltar. Tomamos vino blanco y brindamos. Brindamos por la vida, por la salud, por nosotros. Y la paz reinó en nuestra casa esta Nochebuena, una paz que se podía palpar en el ambiente y de la que todos disfrutamos.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Lecturas

Criadas y Señoras (The Help) de Kathryn Stockett. Traducción: Álvaro Abella


Me interesé por este libro debido al éxito de la película del mismo nombre, la cual no vi en el cine y por ello la tenía en mi lista de libros por leer. Llevo un tiempo absteniéndome de leer libros de autores estadounidenses, quizás porque muchos de ellos llenan páginas de frases y palabras empalagosas, y más cuando entre sus capítulos se encuentra uno de esos que solo sirven de relleno.
Creo que la mano del traductor juega un papel muy importante a la hora de llevar una obra a otro idioma, sin embargo el estilismo de la autora es evidente en cada uno de los capítulos. Es un libro ameno, se lee con mucho agrado, te transporta a la época en la que está situada la historia y en ningún momento se tiene la sensación de aburrimiento. La imaginación vuela y te conviertes en observador de las escenas que se van narrando y cada capítulo es un cúmulo de emociones que no te dejan indiferente. Cada uno de los personajes narra sus miserias y sus alegrías. 
Nos encontramos en los años 60, en Jackson, Misisipi. La joven Skeeter que acaba de terminar sus estudios aspira a dedicarse a la literatura. Regresa a casa y sueña con una vida diferente, la cual no es precisamente casarse y tener hijos. En la mayoría de los hogares las sirvientas son negras y las señoras blancas, y teniendo en cuenta lo que oyen y ven, sus historias son las que lleva a esta joven a creer que su sueño puede tener una oportunidad. Aibeleen, una criada negra, está volcada en la educación de la niña que tiene a su cargo, para olvidar la muerte de su hijo. Su mejor amiga, Minny, conocida por su rebeldía, encuentra trabajo en casa de una familia recién llegada que aún no conoce su fama. Cuando Skeeter conoce las historias de Aibeleen y Minny empieza a imaginar un proyecto clandestino y liberador. Estas tres mujeres unirán sus esfuerzos para rebelarse contra un orden social injusto y los prejuicios de una pequeña ciudad. Con Criadas y Señoras, Kathryn Stockett ha logrado situarse entre los autores más leídos, y los críticos no han dudado en considerar su ópera prima como todo un clásico contemporáneo. Por ello, merece un lugar en mi biblioteca y también recomendarlo. 

jueves, 19 de abril de 2012

Lecturas

Suelo preguntar por buenas lecturas y me recomendaron a Empar Fernández, y lo único que encontré en Fnac fue el título "Sin causa aparente".
Raquel se suicida sin que haya habido indicios previos, lágrimas, momentos de debilidad o cualquier otro motivo que justificase dicho acto.
Matías intenta asumir la muerte de su "esposa" y hace lo que puede para salir adelante junto a su hijo pequeño. La policía asume que es un suicidio y a punto está de cerrar el caso cuando aparece una prueba que cambia totalmente el sumario.
Enric Nasarre, un policía con muchos años y mucha experiencia, desconfiado por naturaleza con esa prueba irrefutable en sus manos, comienza a trabajar en la resolución de este caso sin causa aparente.
Al principio de la lectura no estaba muy atraída, una introducción lenta y densa de sentimientos y emociones encontradas que redundaban en Matías y sobre el por qué de una situación tan inesperada. Sin embargo, una vez entrada en el desarrollo de la historia, los personajes que fueron apareciendo y sus diálogos se fueron haciendo más amenos e interesantes. La investigación fue tomando otro cariz y poco a poco se va despertando un interés que hace que quieras llegar al final. La novela tiene unas escenas que ponen los pelos de punta y que describen una realidad tan espeluznante que seguramente se repetirá en más una oportunidad en la vida misma.
Me ha gustado el análisis psicológico implícito en cada uno de los personajes y las reacciones que determinados hechos producen en las mujeres. Increíblemente real y ha merecido la pena leerla.


Lecturas

Este segundo libro que leí de Kate Jacobs, "Amigas entre fogones" no me gustó tanto como "El club de los viernes". Al verlo en la mesa, pensé que tendría el encanto de su primer libro o al menos que tendría el poder de captar mi interés de principio a fin. Es una novela en la que la protagonista principal Augusta Simpson, a quien todos conocen como Gus, es una estrella de la televisión gracias al programa "¡Cocinar con gusto!". Cuando está a punto de cumplir cincuenta años, se producen una serie de cambios que le obligan a re-inventarse, además de tener que compartir su programa con Carmen Vega, una ex-modelo española y con aires de diva, impuesta por el productor. Gus decide convertir su programa en una clase de cocina en vivo y en directo, contando con la colaboración de sus hijas Aimme y Sabrina y de su enigmática vecina Hannah.
Sobre esta base se desarrolla la historia de Gus, que gira en torno a la comida, a su pasado, a las relaciones con sus hijas y con otros personajes que van integrándose, cada uno con su propia biografía. Una novela con toda la grandilocuencia norteamericana. Traducida por Inés Belaustegui Trias.

Lecturas

Este es el segundo libro que leo de Fred Vargas. El primero fue "El hombre de los círculos azules". Que no me convenció pese a las buenas críticas. Alguien me dijo que a Fred Vargas se la ama o se la odia, lo que me llevó a reflexionar y darle una segunda oportunidad. Para ninguno de los sentimientos antes comentado estaba muy predispuesta y menos para el de odiar.
A lo que iba, "Bajo los vientos de Neptuno" el comisario Adamsberg se dispone a cruzar el Atlántico para instruirse en unas nuevas técnicas de investigación que están desarrollando sus colegas del otro lado del océano. Pero no sabe que el pasado se ha metido en su maleta y le acompaña en su viaje. En Quebec se encontrará con una joven acuchillada y una cadena de homicidios idénticos, cometidos por el misterioso Tridente, un asesino fantasmal que persigue al joven comisario, obligándole a enfrentarse al único enemigo del que hay que tener miedo: uno mismo. Adamsberg esta vez tiene problemas muy serios...
Son 489 páginas que han sido desarrolladas con mucho ingenio, lo que demuestra que la autora se documentó a conciencia y que aplicó a la nueva aventura que vive el comisario Adamsberg. Una lectura amena, con descripciones muy reales que permiten vivir la narración como un observador desde algún rincón de cada página.
Ha valido la pena esta segunda oportunidad porque la autora y sus personajes son tan sutiles que a medida que vamos adentrándonos en la historia, a medida que vamos avanzando páginas sin darnos cuenta nos encontramos atrapados en ella, queriendo defender a capa y espada al comisario Adamsberg. Todos los personajes son creíbles y las situaciones no nos dejan impasibles. El libro está traducido por Aurelia Crespo.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Historia de la Psicología: Herbert Spencer (1820-1903)


¡Cuánto hemos avanzado! desde la teoría política del darwinismo social. Uno no deja nunca de aprender y de sorprenderse.

"Herbert Spencer (1820-1903) fue el primer pensador que aplicó la evolución a la psicología y creó un marco de pensamiento que influyó y contribuyó a la creación de la psicología de la adaptación durante más de un siglo.

Spencer aplicó sus ideas evolucionistas a los problemas sociales contemporáneos, alumbrando así una teoría política bautizada, con poca fortuna, como darwinismo social. Spencer defendía que debía permitirse que la selección natural siguiera su curso en el género humano. Los gobiernos no deberían intervenir intentando ayudar a los pobres, los débiles y los desvalidos. En la naturaleza, los animales débiles y sus rasgos hereditarios poco adaptativos son eliminados por selección natural. Según él, así debería ser también en la sociedad humana. Los gobiernos no deberían interferir en tal proceso cósmico, pues éste irá perfeccionando a la humanidad mediante la selección de los más aptos. Ayudar a los fracasados sólo serviría para degradar la especie, al permitirles reproducirse y, por lo tanto, transmitir a sus descendientes su propensión al fracaso. El darwinismo social resultaba enormemente atractivo en una sociedad capitalista basada en el laissez faire, ya que contribuía al perfeccionamiento de la humanidad. Aunque prometía la perfección final de la especie, el darwinismo social era profundamente conservador, ya que toda reforma se concebía como una intromisión a las leyes de la naturaleza."

Leahey Thomas H. (2009:282). Historia de la Psicología 6ª Edición. Madrid: Editorial Pearson

jueves, 1 de marzo de 2012

Lecturas de invierno


Continuando con mis lecturas y siguiendo las recomendaciones de determinados medios de comunicación sobre libros y autores acabo de terminar "El avispero" de Patricia Cornwell. Fue empezar y no parar. Hasta la última página el suspenso y la intriga, la respiración contenida y querer que siga... ¡qué gusto!. No conocía nada de esta autora y la verdad es que me ha sorprendido gratamente. Este libro forma parte de su trilogía de novelas protagonizadas por Andy Brazil.

miércoles, 29 de febrero de 2012

¿Cómo pudimos?


"Ser boca o ser bocado, cazador o cazado. Ésa es la cuestión. Mereceríamos desprecio, o a lo sumo lástima. En la intemperie enemiga, nadie nos respetaba y nadie nos temía. La noche y la selva nos daban terror. Éramos los bichos más vulnerables de la zoología terrestre, cachorros inútiles, adultos pocacosa, sin garras, ni grandes colmillos, ni patas veloces, ni olfato largo. Nuestra historia primera se pierde en la neblina. Según parece, estábamos dedicados no más que a partir piedras y a repartir garrotazos. Pero uno bien puede preguntarse: ¿No habremos sido capaces de sobrevivir, cuando sobrevivir era imposible, porque supimos defendernos juntos y compartir la comida? Esta humanidad de ahora, esta civilización del sálvese quien pueda y cada cual a lo suyo, ¿habría durado algo más que un ratito en el mundo?" Eduardo Galeano, Espejos (2008)