domingo, 30 de octubre de 2011

El viaje

Ella con casi setenta años cruzó el Atlántico. Era la primera vez que hacía un viaje tan largo y sola. Sus hijos y su familia que le esperaban le habían dado mil y una instrucciones para la aventura que comenzaba. El viaje se inició en su ciudad de residencia y tenía varias escalas. Pidió sentarse en un asiento cerca del pasillo, sólo mirar por la ventanilla le daba vértigo y miedo, aunque por el rabillo del ojo podía ver la majestuosa cordillera de los Andes, el Atlántico, las nubes y cuando se acercaba ya a la puerta de Europa, Madrid con sus luces le dio la bienvenida.
Barajas le supuso un mundo, un mundo de gente que iba y venía, un mundo en el cual cada uno iba de un lado a otro, un mundo que la recibió con indiferencia, un mundo que ella nunca había visto tan de cerca. Ella con ese cartel invisible a sus ojos pero no a los ojos de quienes la cruzaban que repetía incesantemente que era su primer viaje largo, que era una extraña y que todo le llamaba la atención.
Nadie reparó en ella, son tantos y tantos los que se encuentran en la misma situación, que una más no afectaba al paisaje tan acostumbrado a pasajeros noveles.
Miraba a su alrededor con ojos de niño, llenos de curiosidad. Una curiosidad, que aquellos que tenían más experiencia, habían perdido.
Tuvo muchas horas de espera hasta su próximo vuelo. A medida que pasaban las horas su inocencia pueblerina se iba perdiendo y para sobrevivir a ese “encierro forzoso” debía hacer algo. Comenzó a caminar, a mirar escaparates, a entrar y salir de esas tiendas que ofrecían productos que ella ni sabía que existían. En la conversión a su moneda se mantuvo entretenida, la cabeza se le llenaba de números, multiplicaciones y divisiones sin llegar a un precio estimado hasta que se cansó.
Se dio cuenta de que nadie se percataba de ella, de que se podía mover de aquí para allí, de que podía hacer lo que quisiera; en definitiva que era libre de obrar.
Antes de subir al último avión, su corazón y su mente habían experimentado un cambio, un cambio que rompió las primeras cadenas de su libertad.