domingo, 31 de marzo de 2013

Hecho en España

Cada día es más difícil encontrar algún producto que no esté hecho en China, Corea o cualquier otro país. Suelo mirar las etiquetas de lo que compro, no sólo por su origen sino también por los materiales. No me gustan las cosas sintéticas, no me gusta la textura ni la sensación que me produce al tocarlas. Dentro de lo posible busco algodón 100% tanto en la ropa de uso personal como en la ropa de cama o manteles. Estos individuales reúnen los tres requisitos que suelo buscar cuando quiero comprar algo nuevo para mi casa, el diseño, el material, y el que diga en la etiqueta "Hecho en España". Me hace ilusión pensar que cuando compro algo hecho en España estoy generando trabajo o manteniéndolo, aunque encontrar etiquetas con esa descripción es más difícil que encontrar una aguja en un pajar. 
Entiendo que fuera la mano de obra es más barata, o es más fácil explotar a la gente por el mismo trabajo, (según se mire) pero con la que nos está cayendo impulsar la industria nacional con un producto de calidad y dentro de la marca España de la que tanto se habla no sería una mala idea. 

viernes, 15 de marzo de 2013

Francisco y los estereotipos


El miércoles 13 de marzo de 2013 no lo olvidaremos fácilmente. 
Todo el mundo, bueno todo el mundo católico y los que no también (más por curiosidad que por vocación religiosa), estaba pendiente de la elección del nuevo papa.Tenía su encanto el estar esperando la fumata blanca, puesto que el día anterior no se habían puesto de acuerdo y sólo pudimos ver fumatas negras. De todos los posibles candidatos, las quinielas daban a uno más que a otros las papeletas para salir nominado y ser papa. 
La prensa escrita, la televisión y la radio habían mandado a sus enviados especiales para cubrir la noticia; la plaza de San Pedro estaba llena de gente que aguantaba estoicamente las inclemencias del tiempo, lluvia y frío, protegidos de paraguas y chubasqueros. 
Sobre las 18:50 horas encendí la radio (Cadena Ser) y me disponía a preparar la cena. Dieron la señal de las 19:00 horas y a los cinco minutos Carles Cansino, con un tono de voz muy eufórico anunciaba que había fumata blanca, que se había elegido papa, qué emoción le puso a la noticia, tanta que corrí a encender la televisión y allí estaba la imagen tan esperada. 


El humo blanco saliendo de la chimenea de la Capilla Sixtina. Supongo que todos los medios y la gente que estaba esperando enloquecieron por vivir y transmitir la noticia. La espera se hizo larga, hasta que salió un cardenal y lo anunció "Habemus Papam". Todos los tertulianos y periodistas ansiosos, daban nombres y más nombres del posible papa. Cuando lo dijeron en la televisión el alboroto era tal que lo único que escuché fue Bergoglio, y comenté que era italiano por el apellido. Pensé en la alegría de todos los italianos y en el país, pero claro mi sorpresa y desconcierto llegó cuando dijeron que era argentino. 
El contenido de los estereotipos se refiere a las creencias compartidas en una cultura sobre qué características o atributos poseen la mayoría de los miembros de determinado grupo social. El origen de los estereotipos se apoya en un proceso cognitivo básico que realizamos de forma automática, denominado categorización. Cuando categorizamos a otros seres humanos, se aplica el término categorización social y hace referencia al proceso que permite clasificar a las personas en grupos en función de las características que tienen en común. Así, a través de la pertenencia grupal asignamos a una persona las características atribuidas a todos los miembros de su grupo. 
Volviendo al papa, diríamos que “todos los argentinos son iguales, visto uno visto todos; sin embargo, el resto del mundo es diferente entre sí”. 
O sea, que los argentinos ahora estamos en boca y en casa de todos, para lo bueno y para lo malo, gracias al nuevo papa Jorge Bergoglio alias Francisco.


Automáticamente pensé en nuestra dictadura, en nuestra época tan mala y empezamos a hacer cuentas de la edad de este hombre en aquellos años y también de su implicación en unos hechos que marcaron nuestra historia y la historia de muchas familias argentinas. Comenzaron a circular fotos y también he de reconocer que quise saber quién era, ya que no soy seguidora de estos temas eclesiásticos, y en todos los buscadores no se dejaba de relacionar un pasado negro con la nueva realidad de este hombre. 
Sin embargo, lo que quiero exponer en esta entrada es que nadie esperaba que fuese un argentino, desde luego que influenciada por los medios de comunicación, yo tampoco. Y ante este hecho tan particular se han encendido los estereotipos, considerados como un conjunto de creencias compartidas sobre las características de un grupo social.




miércoles, 13 de marzo de 2013

Lecturas


Que se levanten los muertos. Fred Vargas. Traducción de Helena del Amo



Desde que descubrí a Fred Vargas sigo sus obras y también a su protagonista principal el comisario Adamsberg. En todas las obras que leí de esta autora de novela negra el comisario es la figura principal y tiene un encanto especial que hace que no se pueda ignorar. Pero, claro no toda la obra de Fred Vargas gira en torno a Adamsberg y sus casos, y eso no lo sabía. Cuando compré el libro “Que se levanten los muertos” y empecé a leerlo, sin ni siquiera haber leído la contraportada, y tras varias páginas me extrañó no encontrarme a Jean-Baptiste Adamsberg, y a otros de sus compañeros de andadura. Obviamente que no tenía nada que ver ya que esta obra trata sobre tres jóvenes historiadores en paro que si bien no parecen un equipo muy idóneo para resolver un caso de homicidio logran cada uno aportando lo suyo (entusiasmo, intuición, capacidad de análisis) una historia con muchos vericuetos. El escenario: una calle del centro de París, donde todo el mundo se conoce y nunca pasa nada, pero nada pasa desapercibido. 
He disfrutado de cada página y con cada personaje, además de las descripciones de los mismos y los distintos lugares en los que se producía la acción. Una novela negra escrita desde una perspectiva nueva y fresca. Es el tipo de libro con el que quedarse en casa un día gris, frío y lluvioso.