jueves, 17 de diciembre de 2020

La médico diez minutos.


Té con miel y limón, agua y paracetamol para combatir un incipiente resfriado con mal cuerpo. Transcurren los días, a peor la garganta, mil cuchillas al respirar y tos seca.Lo propio de la estación que estamos y que se repite cada año. Pido cita al médico, recién a los 7 días, imposible esperar. Necesito medicación más efectiva: antibióticos. Deducción propia después de tantos años pasando por el mismo cuadro en las mismas fechas, sin Covid. Voy al ambulatorio, al que me corresponde.

Coincido con la llegada de una ambulancia, ellos aparcan fuera y yo entro al centro. Hay cola, espero a ser atendida, me quedo entre las dos puertas de cristal.
Una señora delante le intenta explicar a alguien que no se sentía bien, que había pedido cita, que estaba apática a lo que le preguntan ¿eso que significa?, que si la han llamado por teléfono y que no atendió, que los números son ocultos… etc., etc.
El personal de la ambulancia saca a un hombre en silla de ruedas y se marchan.
Nada, lo habitual que deben de explicar los trabajadores a los pacientes que llegan y que estarán hartos de hacerlo.

Me toca el turno, le explico al señor que me atiende, que tenía cita para dentro de siete días, que no podía esperar, que tenía dolor de garganta y tos seca, no fiebre, no contacto Covid.
Me informa que iba a tener que esperar, mientras mira en la pantalla e imprime la cita.
Me pide que me siente en la sala de espera, que ya me dirá algo.
En el interín, al fondo mucha algarabía, una ronda de batas blancas, hablando y organizando para hacer una foto. Todos con unas mascarillas muy monas de navidad superpuestas a la sanitaria, y después, despedidas de fin de jornada laboral. 
Serían aproximadamente las 14:30 horas.

Viene el señor, me da el papel impreso y  escrito con unos números que son las posibles consultas de dónde me pueden llamar y tenía que ir a ese lugar. 
Ese lugar era en el que antes había estado el alboroto, pero ahora estaba vacío, una sala amplia, con grandes ventanales y sillas marcadas para mantener la distancia de seguridad. De pronto, sale una médico y me dice que ahí no podía estar, que esa zona era libre de Covid y que debía salir de allí. 
No entendía nada. Intentar explicarse es hablar con la pared.

Vuelvo a la recepción y esta vez, la problemática era otra pareja, en la que ella estaba embarazada de tres meses, con dolores y la enviaban al hospital Costa del Sol.
Me atienden y dicen que tengo que ir a la zona Covid, hacer el test y luego me verá el médico.
La zona Covid es dentro del mismo centro de salud, un área separada con un plástico, la entrada es por el exterior y la puerta abierta para ventilar. Me voy hacia allí y me siento a esperar. Atraviesa la zona de aislamiento una médico y me dice que me tienen que hacer la prueba y que luego me atenderán.
De pronto aparece otra sanitaria, mochila al hombro y me informa que en ese momento no me puede hacer la prueba Covid, que se tenía que vestir con ropa especial y que no lo iba a hacer. Pero, que a las 17:30 tenía citada a otra paciente y me emplazaba a la misma hora. 
Nada, a casa y regresar en el horario establecido.

Conociendo el camino, estuve allí puntualmente. Habían sacado los sillones de metal afuera, y la puerta estaba abierta. Dentro una pareja, jóvenes, de la misma edad que la sanitaria; ésta vestida con un equipamiento de asilamiento azul, le hacía la muestra con el palito a la mujer. 
La situación entre ellos era muy amable y risa va, risa viene. Menudo cambio pensé. 
Me vio y dijo que cuando terminara me atendía. Después le hizo la muestra la hombre, y pude ver que además a la mujer le hacía la prueba de la sangre. Ambas pruebas las he pasado, como medidas preventivas dispuestas en nuestro lugar de trabajo por el Covid. 

Termina y despide a la pareja, y me hace pasar. Dice ¡siéntese! y se va dentro, regresa con los materiales necesarios para la prueba.  La simpatía y amabilidad anterior, desaparecieron. Todo formalidad. 
Inclino la cabeza, no, así no, dice. La cabeza recta, y acto seguido me introduce el bastoncillo hasta el fondo, y lo mueve con una inexistente delicadeza. Primero el lado derecho, y en el izquierdo la sensación fue tan desagradable que le dije, “y yo que me quejaba de la enfermera del trabajo”, a lo que respondió: "yo sé cómo haber bien mi trabajo". Se fue dentro, dijo que tenía que esperar y salí de esa área. 

Me hizo llorar, llorar de la impotencia por la mala intención con la que hizo su trabajo, me hizo llorar de dolor y de la rabia por su brutalidad innecesaria. Lo malo de la experiencia previa es que se espera lo mismo, pero claro, la humanidad que tienen algunos, otros la carecen. 
A los diez minutos, sale y dice: “ de momento está dando negativo, pero tiene que esperar otros diez minutos para confirmarlo”.

Continua la espera, confirma el negativo, y me hace pasar a una consulta contigua. 
Pensé que vendría un médico, ¡craso error!, era la misma persona que me hizo la prueba.
La consulta está desinfectada, siéntese, dijo. Preguntas de rigor: contacto con alguien Covid, no.  
Le explico por qué estoy allí. 
Me mira la garganta, sáquese la mascarilla, póngasela, mide el oxigeno en sangre, y me informa la medicación que me va a dar. Me quiere mandar a casa con solo un medicamento para el dolor, y le digo que no, que eso es insuficiente, que la garganta me duele y que al respirar es como si tuviera miles de cuchillas, que la tos seca que tengo me molesta. Le comento lo que suele darme el médico de cabecera, que para los antibióticos necesito receta y si una medicación que suelo tomar era similar a la que me estaba dando. Sin comentarios, reproducir la reacción y los modos no merecen la pena.
En diez minutos, podrá recoger la medicación de la farmacia, me despidió y así fue
 

Moraleja de esta experiencia: 


Todos y cada uno de nosotros somos pacientes Covid hasta que se demuestre lo contrario, o sea, alguien a quien evitar y por ende, si se puede, maltratar.

Los profesionales tienen la sartén por el mango, o sea, lo que yo digo es ley.

Si opinas malo, si te callas, peor, porque al final confirmas que no tienes ni voz ni voto.

Se han perdido las formas, y quizás se notan más cuando se va al médico de higos a brevas.

Nos hemos convertido en “seres” amorfos de contenido, hemos perdido la humanidad.

La buena educación, no se mide sólo en los conocimientos que pueda tener el profesional de turno, si no en cómo trata a los demás.

Mi religión, la educación, me impide ponerme a la altura del que la carece, sea quien sea.

sábado, 11 de abril de 2020

Argentina

Opinión personal


Ojalá que en Argentina, la mirada del Presidente sea la que todos hubiéramos deseado para el resto del mundo, incluida España y que el número de muertes no sea ni siquiera la de Italia, España, Francia, etc., etc. Aunque en este artículo está claro que detrás de la decisión de un Presidente están los intereses económicos que hacen fuerza porque la cuarentena, el confinamiento no sea extremo. Ese interés es un factor común en todos los discursos que se leen o escuchan. Sin ir más lejos, el lunes saldrán a trabajar personas que, desde mi punto de vista, pondrán en peligro no sólo su vida, también la de sus familiares, o la de los que coincidan en el tren, autobús u otro servicio público. Los mayores deberán prolongar su confinamiento para salvaguardar su propia vida y todo el sacrificio que ha hecho la población por no incrementar la lista de contagiados, que ya no digo, la lista de muertos, será en vano. 

https://www.clarin.com/politica/coronavirus-argentina-alberto-fernandez-toma-decisiones-mirando-pasa-mundo_0_uKu2JUASx.html

jueves, 9 de abril de 2020

Mis prejuicios no son los de ellos





Mi trabajo es enseñar alemán a través de la música, del movimiento, de la mímica a unos pequeñitos cuya edad oscila entre 1-3 años. Mis alumnos, te quieren o te odian, y cuando ocurre esto último, al verme entrar corren a esconderse en las piernas de su Seño. Sin embargo, esos que tienen esos sentimientos luego son los que demuestran un amor incondicional por encima del grupo. 

Cuando me propusieron hacer este video, me supuso un dilema por mi defensa del respeto social, y mi rechazo a los excesos festivos que con esta canción se hacía en los balcones. Le di muchas vueltas, no quería participar. Algunos padres me hicieron llegar videos o imágenes de las caras de los niños cuando nos veían, o cuando reconocían las canciones que cantábamos en clase, y entendí que los peques no tienen en la cabeza mis prejuicios. 

Ellos, solo buscan encontrar en esos videos a sus Seños, a señalarlas y decir en sus medias lenguas sus nombres. Si, nuestros niños no están contaminados por esta situación que estamos viviendo o la viven de otra manera. La propuesta llegó y no pude evitarla, creo que el miedo al ridículo me paralizaba las ideas o la creatividad.

La “presión de mi querida compi” y sus recomendaciones, hicieron el resto. No me había dado cuenta del “uniforme de entrecasa” que llevaba hasta que me vestí para la ocasión. Aprenderme la letra, coordinar la música con mi vocalización, verme en los videos, las mil y una tomas falsas, y de pronto, un click de liberalización. ¿Y si pongo esto?, y si ¿cambio por lo otro?, y si ¿le agrego aquello?, y si… entre una cosa y otra, la hora se me pasó volando. Recogiendo de acá y de allá papelitos que los soltaba antes de tiempo…. parar… y volver a juntar (me hizo acordar a los de Clemente*). 

En cada toma falsa, y sin darme cuenta, iba aprendiendo a coordinar, a vocalizar, a divertirme, a reírme de mi misma, y sola en casa, a hablar con las paredes. Sentía la adrenalina subir, y subir, porque la risa y la alegría de estar haciendo algo nuevo tiene eso. 

Yo estaba aprendiendo varias cosas a la vez, cantar ante una cámara, manejar esa cámara, coordinar movimientos y sobre todo me estaba divirtiendo hasta el punto que supe cuál era la toma correcta, la requeteúltima. 

Mi querida compi Irene Robles hizo el resto, montó todos los videos de cada una de las seños; lo que yo pensé que me pasaba sólo a mi, les pasaba a ellas también. El resultado final, un trabajo re lindo. Vernos creo que ha sido lo mejor, porque en este aislamiento social que estamos viviendo, valoramos a todos y cada uno de los que comparten nuestro día a día, y yo para variar soy una privilegiada, por mi trabajo, por los niños, por las seños de aquí y de allí, o de allí y de aquí. 


Si, ha sido una buena idea participar, romper mis propias limitaciones, y saber que más de un niño al vernos nos recordará y sonreirá. 





(*) Clemente es un personaje de viñeta, similar a un pajarito rayado sin alas, de Caloi, que se hizo famoso en Argentina en el Mundial´78.

miércoles, 8 de abril de 2020

Vergüenza ajena

#QuédateEnCasa Leer la prensa, escuchar la radio, hay tantas opiniones como lecturas de esta pandemia que está pasando a nivel mundial. Presidentes que hasta ayer azuzaban a sus ciudadanos a salir a la calle, hacer vida normal, venga abrazos, venga pasamanos sin ningún tipo de protección, Brasil, México, Inglaterra y el mismo Trump, que ahora dice que el no sabía de la gravedad de la pandemia y amenaza con «suspender» la contribución de EE UU a la OMS en plena crisis del coronavirus. Aquí en España, también hemos tenido lo nuestro. Sin embargo, lo que me avergüenza, o lo que me da vergüenza ajena es la opinión de un exconcejal argentino, que lamentablemente es la de muchos aunque no la expresen literalmente. ¿Cuántos pensarán como él? ¿Cuántos se creen los protagonistas de la película y no son más que figurantes? ¿Cuánto piojo resucitado se cree con derecho a menospreciar la vida del otro? A este lo cogieron infraganti, pero estoy segura que más de uno de los que yo "me" conozco estarán de acuerdo con su comentario. Totalmente deleznable, ruin y rastrero su comentario. Es tan ignorante que se cree inmune a este virus al igual que todos los que comparten su opinión


https://www.clarin.com/politica/coronavirus-argentina-dirigente-radical-deseo-pandemia-haga-limpieza-etnica-negros-matanza-_0_pmfzHmTLk.html

domingo, 5 de abril de 2020

Demasiada Información de Jorge Bucay

#QuédateEnCasa Jorge Bucay es un autor muy conocido por sus libros, alguno que otro he leído y también sus aportaciones en general son interesantes. Mientras dibujo, pinto, o creo, me gusta escuchar música desde Youtube que aleatoriamente me sugiere tal o cual enlace. Hoy escuché este, se publicó el 27 de marzo de 2020. Empieza muy bien, muy interesante, pero... en el minuto 5:29 dice con esa parsimoniosa voz: " ... “una epidemia como la del COVID-19, pero que en realidad no es mortal, por supuesto y no tiene consecuencias físicas sobre el individuo, pero que sí las tiene y las tendrá sobre la sociedad… ", totalmente incomprensible que pueda soltar una frase así. Pensé que la utilizaba para demostrar que hay mucho bulo y que efectivamente hay que comprobar las fuentes de la información. Pues no, ahí lo dejó. 210.436 visualizaciones, incluida la mía. 

Lo que digo, los muertos ajenos, los que están lejos, no cuentan, seguramente demasiada mala información para asimilar la realidad de esta pandemia. Por cierto, Youtube no me deja publicar mis comentarios, me ha censurado.

viernes, 3 de abril de 2020

"Sudacas", "Negros", "Moros" y "Cristianos"


En esta situación que estamos viviendo, están saliendo a relucir lugares de trabajo y actividades realizadas por personas que antes de esta pandemia estaban en lo más bajo de la escala social.

No es lo mismo estar en una oficina de punta en blanco; que llevar entre manos una fregona. 

No es lo mismo, trabajar desde un lugar privilegiado, no hacer esfuerzo físico, ni ensuciarse las manos; que coger una pala.

No es lo mismo, sacar las hierbas malas de tus macetas; que estar labrando la tierra.

No es lo mismo, ir al super a comprar fruta o verdura; que sembrarla.

No es lo mismo, conducir coches de alta gama; que un tractor.

No es lo mismo, remolonear en la cama los fines de semana; que levantarse de madrugada para atender las necesidades del campo. 

No es lo mismo, sacar a pasear a tu perro o cuidar a tus animales de compañía; que ser responsables de una piara, un rebaño, un gallinero, etc.

No es lo mismo, ser turista; que extranjero.

No es lo mismo, ser extranjero rico; que pobre.

No, no es lo mismo. 

Hoy, en el sector primario, hay lugares de trabajo, lugares de hacinamiento,  lugares de explotación, lugares que ningún nacional ha querido ocupar, lugares de jornadas interminables (casi de esclavitud). 

Hoy esos lugares reclaman a gritos esa mano de obra que está confinada en sus países de origen. España y Alemania se enfrentan a esta realidad, salida a flote por la pandemia, y seguramente en muchos más países. 

Hoy son muchos los que están levantando la voz, incluso los más acérrimos enemigos de esos “extranjeros”, porque se han dado cuenta que ellos también los necesitan.

Ha llegado la hora de la recogida de esos productos, para que no nos falten en nuestras mesas, sin embargo, escasean los “sudacas”, los “negros” y los “moros”, claro que, en esta circunstancia somos todos “cristianos”. 


jueves, 2 de abril de 2020

Mi madre

¡#QuédateEnCasa 

¡Toda protección es poca! Llevamos muchos días sin abrazarnos, sin darnos un beso, y toca estar a su disposición para cubrir sus necesidades. He tenido mil y una diferencias con mi madre, algunas resueltas, otras por resolver y algunas se quedarán por siempre en el tintero. Hoy es tiempo de cuidarla, de hablar por teléfono, de hacerla reír y en ello también participan sus nietos y bisnietos. Le encanta cocinar, empanadas, sorrentinos, dulces, tartas, fanática de su libro de Doña Petrona C. de Gandulfo, y si la Petrona lo dice no vayas a contradecirla, su propio pan no falta en su mesa. Es tanta su pasión por la cocina que cualquier receta que ve en alguna revista, intenta hacerla. Mi madre es un canto a la vida y es el motor de la mía.




miércoles, 1 de abril de 2020

Conferencia del Doctor Hugo Cohen

"Salud Mental y apoyo psicosocial en desastres"





Afortunados los que hoy podemos tener a nuestra disposición fibra óptica y un ordenador, para poder comunicarnos con nuestros seres queridos, para compartir información, para informarnos, para saber del otro, para vernos, para verlos. Hoy en mi repaso de algunas publicaciones del Facebook me encontré con este enlace de la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario, Argentina, del Dr. Hugo Cohen. En esta pandemia nadie, pero nadie, está exento de tener un problema de salud mental, nadie y el que las padece tiene que estar protegido. Las carencias que se están dando en España, o que se han dado en Italia, o en China, y las que se darán en los países súper desarrollados (EEUU) son y serán las mismas. No habrá variación, se repite el mismo patrón, allá, acá y en cualquier lugar que se presente este virus con tanta virulencia. Descontrol, caos y muerte. No hay tiempo de reacción, no da tregua lo que está pasando, la solución de ahora se quedó obsoleta con el transcurso de los minutos. El Doctor Cohen, con su experiencia y el estudio de la "Salud Mental y apoyo psicosocial en desastres", (un especialista, no como yo que hablo desde "la ignorancia de la calle") aporta una realidad en el campo psicológico de todos aquellos desastres en los que la población tuvo que sobrevivir con cifras y porcentajes que dejan las cosas muy claras.

"Sentid pánico, no sólo miedo" de Spiriman


Opinión personal

Doctor, esto que está pasando no es culpa sólo de los que nos gobiernan, también de muchos lobbys que presionan para no perder dinero, les importa más lo que van a dejar de ganar que las vidas humanas. No hay mejor ciego, que el que no quiere ver, y son muchos los presidentes de autonomías que dan prioridad a la economía y no a las vidas de sus paisanos. 
Esto que pasó en China, con la que se veía venir, nadie se lo creyó, ni el propio gobierno chino que mandó a callar al Doctor Li Wenliang y que lamentablemente se quedó en el camino. Estoy de acuerdo con usted que esto se gestionó mal desde un primer momento, hasta incluso me resulta inverosímil que profesionales de la sanidad con la formación que tienen, se hubieran creído a pie puntillas la información que os daban con el bombardeo informativo que teníamos en los medios de comunicación sobre China. 
Hoy por hoy hay que bajar, desde mi punto de vista, la presión, el odio, la inquina, son muchas las familias que le siguen y muchas que se están envenenado sin poder gestionar adecuadamente ese veneno, por no hablar de todas aquellas que han perdido un familiar, o están llevando a uno a un hospital, o están esperando noticias del que tienen ingresado. Nos han mentido descaradamente, y como eran los mayores los que caían primero, pues como yo no estoy en edad de riesgo, me creo inmune. Los humanos no aprenden en este caso particular, por imitación, si no mire usted al otro lado del charco que se han adelantado a las medidas y sin embargo, la gente se lo tomó como "vacaciones" y huyeron a la segunda residencia. 
No enferme, ya habrá tiempo después de esto, si sobrevivimos, si sobrevivo, para acompañarle y reclamar lo que haga falta, si usted enferma, en esta lucha será uno menos y hoy, no nos lo podemos permitir. Y a haga oído sordo a comentarios que no merecen ni siquiera que los mencione en este medio. 
Descanse lo que pueda, que lo necesitamos, que lo necesitan en su Granada natal y en todo el territorio nacional.





lunes, 30 de marzo de 2020

Decisiones drásticas



La mente humana no es lo fuerte que debiera, aunque lo pudiera parecer en aquellos que tienen que tomar decisiones o estar al frente de situaciones tan extremas como la que estamos viviendo. La presión externa debe ser terrible, por no hablar de las propias, esas de querer ganar un batalla. En estos momentos, son muchos los que están luchando contracorriente, los que están intentando defender lo indefendible y los que su mente destapa la caja de Pandora. 


Angustia, miedo, niveles de ansiedad altos, negatividad. La carga emocional debe ser terrible para los que gestionan esta pandemia, una pandemia que se está intentado controlar, pero está visto que a pesar de los esfuerzos tiene vida propia y se mueve como quiere. 


No todos tienen el temple de estar al frente de esta situación tan desbordada, la mente les juega malas pasadas y la solución no es la más adecuada.




jueves, 26 de marzo de 2020

Los muertos ajenos no pesan


#QuédateEnCasa
https://www.youtube.com/watch?v=wp2nXeDn9K8&t=3s

Opiniones personales


Alsina, China lejos, Italia más cerca y los muertos ajenos no pesan. Hoy son casi tres mil familias, por arriba o por abajo que están entendiendo que esto es una realidad durísima, por la pérdida tan terrible de sus familiares. Al comienzo de esta pandemia en España, todos los medios de comunicación alentaban a levantar el ánimo, nos invadieron con enlaces para estar entretenidos, y los aplausos de las 20 horas se convirtió en "cubata libre, música y juerga" en muchos balcones. 


Nadie, ni siquiera, insisto los medios de comunicación, se solidarizaron con aquellos que estaban perdiendo a sus familiares, es verdad, que muchos "memes" son muy graciosos, y la risa afloja tensiones, pero cada día el cerco se va achicando y cada día, hay hogares, hay familias, hay hijos, hay esposos, hay abuelos, que se están quedando en el camino y la responsabilidad social, también pasa por el respeto social. 


No hay que tener miedo, ni fomentar la desesperanza, ni pasar de rosca a todos los que os escuchan, ni siquiera promover la inquina. Esta situación es tan novel que se le escapa de las manos a más de uno.

Arrimar el hombro

#QuédateEnCasa
https://www.youtube.com/watch?v=QsoPHlJadIU&t=32s

Opiniones personales


En esta o todos arrimamos el hombro o más de uno se quedará en el camino o no habremos entendido nada de lo que significa la solidaridad. Tomar decisiones, estar al frente de esta situación, debe ser muy difícil, más cuando vemos que a través de una pantalla los que critican, los que quieren sacar rédito político lo hacen sentados cómodamente desde sus magnos salones, desde la comodidad y amplitud de los mismos, que son más grandes que un apartamento donde están confinadas millones de familias de más de un miembro que a duras penas llegan a fin de mes. 
Hablar desde esa posición es muy cómoda, criticar también, sin discutir que las cosas se han hecho mal, pero que ese mal lo llevamos arrastrando durante años y que ante esta pandemia ha quedado en evidencia. 
Habrá tiempo de criticar, de salir a la calle y protestar a viva voz, habrá tiempo de poner a cada cual en su lugar, pero esta situación es tan imprevisible, tan caótica, tan escurridiza que lo que se dijo no tiene validez a los diez minutos siguientes. 
Este tiempo no es de cargar las tintas, no es tiempo de generar odios, no es tiempo de abrazar ninguna bandera política. Es tiempo de estar todos juntos a una, de cuidarnos, de cuidarse, de ser pacientes, de intentar que los que menos tienen no se enardezcan y puedan llevar este confinamiento de la mejor manera posible por nosotros y por todos. 
Todos los que están luchando codo con codo para que falten, en esta cadena de comunicación, los menos posibles.

Opiniones personales

#QuédateEnCasa 


¡Qué se puede esperar de un presentador que se gana la vida chapoteando diariamente en la basura durante años! Su audiencia, esa que le gusta lo mismo que a él, ojalá sea más sabia y no se deje llevar por su posición. Aunque con esta situación actual más de uno de sus espectadores estará pasando por la traumática pérdida de un familiar, o por tener a otro trabajando a marchas forzadas. 

Sus comentarios, su prepotencia, su falso conocimiento no son dignos de ser tomados en cuenta.








lunes, 23 de marzo de 2020

Son personas con historia, no números



Todos los que mueren por el COVID-19 son personas mayores, personas que debido a sus patologías previas tienen un porcentaje menor de sobrevivir, y a medida que se van yendo los más débiles, el virus sigue avanzando por otros frentes. 

Al mínimo descuido no reconoce sexo, profesión, partido político ni edad. 

A pesar de la edad todos estos números que estamos viendo en los medios de comunicación de allá o de acá son personas que tienen nombre y apellido, personas que tienen una familia, personas que son amadas por su entorno, personas que dejan una huella indeleble de amor en aquellos que han criado y cuidado, personas que han tenido una historia de necesidad, de lucha, de sacrificio para llegar a una vejez rodeada de lo que sembraron. 

No, no son números, son parte de nuestra historia personal, son personas que hoy el virus se los ha llevado por delante, son personas que han pasado por la peor prueba de sus vidas, morir solos entre cuatro paredes de un hospital sin los suyos a su alrededor. 

Por lo tanto, no sabemos si nos va a tocar a nosotros tener que acompañar a un familiar al hospital, despedirnos a las apuradas, sin abrazos, sin besos y dejarlos en las manos de esos profesionales que harán lo que tengan que hacer sin la garantía de que nos volvamos a ver.

No, no lo sabemos, y quizás debamos agradecer a estas nuevas tecnologías para estar en contacto con ellos, decirles lo mucho que los queremos y no dejar de irnos a la cama sin darles un beso a través del teléfono o una comunicación virtual.



miércoles, 18 de marzo de 2020

Donde dije digo, digo Diego

Desde luego que los del otro lado del charco no se toman en serio lo que nos está pasando en Europa, lo mismo que nosotros cuando esto comenzó en China, ¡estaba tan lejos!, ¡son tantos los chinos que unos cuántos menos!, ¡qué loco construir un hospital en diez días! y tantas cosas que se dijeron. 

Hoy por hoy prevalece: "Donde dije digo, digo Diego". 
No se salva nadie porque para quitar hierro al asunto minimizaron "toda" la información que venía de afuera y los recortes en uno de los sectores más importantes de un país como la Sanidad Pública, en estos momentos están costando vidas. 

Los políticos, y da igual el partido, son todos de la misma calaña, no dan la talla, ni antes ni ahora. La burocracia para tomar decisiones de calado se va a cebar con los más débiles y con todos aquellos que tienen la formación y profesionalidad para atendernos. 

En estos momentos la prioridad es dotar a los Hospitales Públicos de las herramientas necesarias para paliar esta pandemia, porque ya no se puede hablar de pararla. Personalmente, un día vivido es un día ganado, porque la verdad es que esto nos puede tocar a cualquiera, tengamos una enfermedad crónica o no. 

Las últimas noticias así lo confirman.

martes, 17 de marzo de 2020

Nuestros mayores

Este virus está dejando por el camino muchas personas mayores que ni en sus peores pesadillas se habrán imaginado morir como lo están haciendo. No sólo en España en esta residencia de mayores donde han fallecido 19 personas, también en Italia. Nuestras poblaciones están envejecidas y son los mayores, lo viejos, nuestros viejos, los que el COVID-19 se está llevando por la cara. No hay derecho que todas estas personas, mueran así, cuando han trabajado toda la vida, cuando pueden disfrutar de su jubilación, cuando son generaciones que se dejaron el pellejo en la vida para sobrevivir y levantar un país.
A vos que me leés ¡qué lejos queda todo esto! ¿verdad? si, si esto le pasa a España y a Italia, y a otros países pero ¡qué bolazo! acá no tiene ni punto de comparación. 
Acá seguimos con la vida social normal, venga besos y abrazos, venga que voy de tiendas, venga que .... 
Esto corre como la pólvora, no lo para nadie ¿viste? y lo único que lo frena es ¡Quedarse en casa!, cambiar las costumbres sociales. 
Ahora los que nos han gobernado y han recortado en Sanidad están viendo cómo el goteo incesante de personas enfermas no cuentan con los medios necesarios para ser atendidos, y todo el personal sanitario, otro tanto de lo mismo. Sin respiradores, sin trajes de protección, sin guantes, sin mascarillas.... 

La Vacuna eres tú

Cuando comenzó este virus en China, Wuhan para ser más exacta, todo el mundo pensó que como estaba tan lejos no iba a salir de allí. Sin embargo, este virus no conoce fronteras ni control y a la vista está la terrible situación de Italia, donde las personas contagiadas y los muertos crecen exponencialmente, y en España vamos por el mismo camino. 
Por no hablar de otros países que están comenzando con los primeros contagios. Esto no es un bulo, no es una broma, no es algo que le pase a los demás es algo que te puede pasar a vos, a un familiar, a un amigo, a un vecino... 

Hay que extremar precauciones, hay que cambiar hábitos, hay que re-educarse socialmente para frenarlo, para que no avance. 
NO a los abrazos, NO a los besos, NO a tocarse, NO a compartir efectos personales.
SI a lavarse la manos, SI a mantener una distancia de seguridad, SI a cuidarse, SI a quedarse en casa. Nadie está exento porque este virus no diferencia ni clase social, ni sexo, ni profesión, ni religión ni nada. 

Solo en tus manos está pararlo. La vacuna eres tú.
#QuédateEnCasa

Energía Positiva de la Buena

En estos momentos hay muchísima gente ingresada en hospitales luchando por su vida, y muchísimos profesionales dejándose la piel en atenderlos, a ellos y a todos los que padecen no sólo el COVID-19 sino también otras enfermedades. También hay otros PROFESIONALES que están al pie del cañón para que a usted, a ti, a nosotros, no nos falte nada para sobrevivir a esta cuarentena, desde los que producen alimentos y los embalan, camioneros, personal de supermercados, farmacias, fuerzas y seguridad del estado y un largo etcétera. No son tiempos de cargar tintas, de envenenar al otro, de incitar al otro al odio por el otro, no, no son tiempos para esto. 

Desde mi punto de vista, desde mi humilde e ignorante visión, son tiempos de luchar contra una enfermedad que nos confina a las cuatro paredes de nuestra casa, que más de uno tiene que hacer acopio de paciencia, de amor, de tolerancia, de más paciencia, para sobrellevar una convivencia que puede llegar a ser muy conflictiva. 

Son tiempos de mantener la calma, de estar tranquilos dentro de lo que cabe, de mantenerse sanos, no sólo físicamente, sino mentalmente. No son tiempos para aprovechar estos medios y cargarlos de porquería, si, de mierda, escoria que no ayuda a nadie. Son tiempos de ser solidarios, de fomentar la fuerza y energía para todos, de sacar lo mejor de nosotros mismos para aprovechar estas horas para formarnos, hacer lo que siempre hemos querido hacer y que siempre nos estamos quejando por la falta de tiempo, es tiempo de alentar al más débil, ese que no está preparado para este día a día, es tiempo de generar energía positiva exponencial. 

Es tiempo de aprender a tener la mente limpia para no enfermar, porque sin salud, mental o física, el COVID-19 tiene las puertas abiertas. Aprovechemos este medio para alentar a todos aquellos que lo necesiten. Seamos generosos con nuestro tiempo para compartir ENERGÍA POSITIVA DE LA BUENA.