lunes, 23 de marzo de 2020

Son personas con historia, no números



Todos los que mueren por el COVID-19 son personas mayores, personas que debido a sus patologías previas tienen un porcentaje menor de sobrevivir, y a medida que se van yendo los más débiles, el virus sigue avanzando por otros frentes. 

Al mínimo descuido no reconoce sexo, profesión, partido político ni edad. 

A pesar de la edad todos estos números que estamos viendo en los medios de comunicación de allá o de acá son personas que tienen nombre y apellido, personas que tienen una familia, personas que son amadas por su entorno, personas que dejan una huella indeleble de amor en aquellos que han criado y cuidado, personas que han tenido una historia de necesidad, de lucha, de sacrificio para llegar a una vejez rodeada de lo que sembraron. 

No, no son números, son parte de nuestra historia personal, son personas que hoy el virus se los ha llevado por delante, son personas que han pasado por la peor prueba de sus vidas, morir solos entre cuatro paredes de un hospital sin los suyos a su alrededor. 

Por lo tanto, no sabemos si nos va a tocar a nosotros tener que acompañar a un familiar al hospital, despedirnos a las apuradas, sin abrazos, sin besos y dejarlos en las manos de esos profesionales que harán lo que tengan que hacer sin la garantía de que nos volvamos a ver.

No, no lo sabemos, y quizás debamos agradecer a estas nuevas tecnologías para estar en contacto con ellos, decirles lo mucho que los queremos y no dejar de irnos a la cama sin darles un beso a través del teléfono o una comunicación virtual.



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