sábado, 6 de agosto de 2022

Lecturas de Verano



 Leer es quizás una de las pasiones heredadas de mi madre, de mi abuelo, que según ella era un ávido lector de libros de distinta índole. Quizás también, la época que me tocó vivir en la cual uno de los entretenimientos de verano (para no aburrirte) era leer y vivir aquellas aventuras de otros debajo de un árbol, o en el patio de tu casa o en la cama de tu habitación.

Sí leer, a día de hoy es casi una actividad imprescindible en mi vida. No me la imagino sin un libro que me llene la cabeza de imágenes, de personajes, de aventuras, de lugares, de palabras bonitas, de vocabulario nuevo, de paisajes conocidos o por descubrir.


En esta época del año en que las noches se alargan, en las que la canícula no nos deja dormir, o en las que estar a orillas del mar, la compañía de un libro es imprescindible.


La elección del libro es todo un tema. Me gustan mucho los libros que ya han leído y me recomiendan, desde luego, que no sean violentos, porque para violencia la que vivimos.


De un tiempo a esta parte, elijo escritoras, sean novelas de misterio, o simplemente novelas. Hay autoras que sigo a pie puntillas porque sus personajes me enganchan. Entre ellas, Fred Vargas y el Comisario Adamsberg; Donna León y el Comisario Brunetti o Rosa Ribas y la Comisaria Weber-Tejedor. Me pierdo en las estanterías de una librería, demás decir, que prefiero el papel a lo digital, y el libro de bolsillo al normal.


Entre estanterías estaba, buscando algo nuevo, cuando a punto de desistir en la búsqueda porque nada me interesaba me encontré con el libro de Cristina Campos, “Pan de limón con semillas de amapolas”. Me gustó la portada, me gustó que fueran todas mujeres las protagonistas, me gustó lo que leí en la contraportada, me lo compré. Cuatrocientas páginas que me hicieron reír, compartir y volver a reír, disfrutar y también llorar.


No sabría explicar si fue casualidad, coincidencia o azar el que eligiese este libro, para que su lectura me hiciera ver que a veces las decisiones en una situación determinada son tan personales y tan particulares, que hay que respetarlas aunque no se entiendan desde nuestro punto de vista. 


Sí, las horas dedicadas a su lectura han sido geniales, y llegar a su fin me ha llevado a la siguiente reflexión: la elección de algo es tan personal como personal es la vida misma de quien la tiene que tomar. 

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