miércoles, 27 de abril de 2011

El miedo escénico

Desde mi incorporación a la "sociedad", es decir, desde mi retorno a la misma he notado que lo he hecho desde una perspectiva más observadora. En esta etapa dejo fluir mis impresiones, no las censuro, simplemente van y vienen. Mi observación pasa por el comportamiento de las personas ante una presentación, en este caso una presentación de un tema ante el resto del grupo y con un profesor que escucha. Es curioso ver como se repite el mismo patrón, miedo, sudor, palpitaciones y una postura física que confirma ese estado de ansiedad. Con independencia de la edad, uno tras otro repite el mismo modelo, el rostro tenso, la mirada dirijida al profesor como si el resto no existiera, una seriedad extrema, un tono de voz alto como si los que escuchan fueran sordos, y al finalizar se ilumina el rostro, una sonrisa y un cuerpo relajado después de la tensión sufrida. Si se pudiera iniciaría el proceso al revés. He visto tantas presentaciones, en seminarios, en clases, en distintos sitios. En un congreso al que asistí, la presentación en power point contenía dibujos infantiles animados, de esos que se utilizan en situaciones informales, la exponente estaba tan seria, su tono de voz era tan seco que parecía enojada de estar ahí. Su mirada se perdía entre las líneas que leía y en ningún momento se atrevió a levantar la vista. Después al finalizar, escuché a familiares y amigos diciendo que había estado fantástica, que la presentación había estado muy bien, menuda falsedad. Cosas de la vida, tuvimos que compartir mesa, hablamos de esto y de aquello, ella siempre rodeada de sus amistades. No pude contenerme y antes de despedirnos le di mi opinión sobre lo que había visto, con muchísimo tacto y prudencia. La falta de profesionalidad de quienes la rodeaban se puso en evidencia y su agradecimiento fue sincero.

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