miércoles, 10 de julio de 2013

Directo al corazón

Ruffus, fotografía de Patricia González Larsen


A veces cuando vemos fotos puede que nos gusten o no. Entre los distintos factores que intervienen en la elección está en primer lugar nuestro gusto personal y nuestra orientación  fotográfica, es decir la temática hacia la cual nos orientamos. Podemos en un principio hacer fotos a todo lo que se mueve y a lo que no. Paisajes, personas, animales, detalles, etc. Todo aquello que vemos, que nos sobrepasa emocionalmente, que nos deslumbra, queremos dejarlo congelado en el tiempo con nuestra cámara. 

Lamentablemente lo que nuestro ojo ve, asociado con las emociones que despierta en nuestro ser el elemento a fotografiar del momento, no tienen nada que ver con la foto tomada. La falta de conocimientos técnicos y teóricos hacen que cometamos fallos, grandes fallos y que debido a lo efímero del momento no logremos captarlo correctamente. 

Ver la foto de otro y que te emocione de verdad está, desde mi punto de vista, indiscutiblemente asociado a nuestro gusto personal. Nuestro gusto personal será el que nos oriente a decir me gusta o no, aún siendo ignorantes en técnicas, o tecnicismos. Por eso, podemos ver el trabajo de otros sin que nos emocione, casi con total indiferencia diría. 

Sin embargo, aquello que está relacionado con nuestra temática, si además reúne los requisitos técnicos y por alguna razón tenemos conocimiento de la historia que hay detrás, puede llegarte directo al corazón. 

Esto lo he entendido hoy al ver una foto hecha con amor, el mismo amor que puedo captar en la mirada de quien ha sido fotografiado. 

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